Es mi pueblo, es mi lugar y
mi abrazo cálido en las más fuertes tormentas. Crecí en un pequeño pueblo al sur de Santa Fe, con
calles unidas entre sí por viejos amigos, jugué en el medio del campo con mis
vecinos de siempre, desarrolle sueños que marcaron mi trayectoria y luego
cumplí muchos de ellos en este mágico
lugar. Me acostumbre a comprar fideos en
el almacén del barrio y a que la kiosquera me pregunte por mi mama. Además me
acostumbre a ver las hojas alborotadas pudiendo dejar sus ramas y a escuchar los pajaritos cantar por la
mañana, también me acostumbre a su verde, a sus árboles, a su clima,
simplemente lo acepte como es y cada día intento mejorarlo para que crezca y yo
poder crecer junto a él.
Es mi pueblo y su gente que
cada día se muestra más solidaria y unida, son aquellas personas que no te
dejan caer en las llamas y que si logras caer sabes que una comunidad te
ayudara a convertirte en fénix, porque
somos más que una simple localidad, somos sueños, pasiones, risas, y
llantos, pero sobre todo somos fénix que siempre renacen de sus propias
cenizas.
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